Los años pasan y las ceremonias de los Oscars no cambian, todo se sabe antes de entrar al Teatro Kodak. La sorpresa volvía a estar cantada y En Tierra Hostil ganó 6 estatuillas. A los académicos les gusta demostrar que no se dejan engañar por los efectos y las promociones así que este año han decidido que la películilla de Kathryn Bigelow sea la que coseche los votos que en muchos casos le regala la oposición a Avatar. Más allá de la duda que me crea el que esta mujer (la primera en ganar un premio de la academia en este apartado, algo que debe reconciliar sin duda al cine con las Leni Riefenstahl y compañía) sea realmente mejor en su trabajo que Tarantino, el no nominado Eastwood o el propio James Cameron (que hace de un clásico melodrama de aventuras sin ninguna novedad ni interés aparente, una película que se deja ver durante dos horas y media, a pesar del mareo ocasionado por las gafas 3D).
Dicho esto me alegro de que Avatar no se halla comido un colín, ya que considero que Bailando con Lobos (Kevin Costner, 1990) o El Nuevo Mundo (Terence Malick, 2005), por citar solo dos ejemplos, han contado ya la misma historia, en mi opinión, con mucho más gancho y profundidad. Reconozco sus logros visuales y por eso considero de justicia los premios técnicos (aunque no se si la fotografía creada por ordenador debe valorarse al mismo nivel). Pero este año dos películas sin actores competían por ser las triunfadoras y esto a menudo desencadena otro fenómeno, los premios a actores de películas independientes. Me alegro mucho por Jeff Bridges, creo que Lebowsky se lo merecía; Christoph Waltz realmente se come la pantalla y revaloriza la que (para mi) es la peor película hasta la fecha del genio Tarantino; y en cuanto a los Oscars a Sandra Bullock y Mo´Nique… bueno, está claro que querían dárselos. En mi opinión Malditos Bastardos y, sobre todo, Distrito 9 podían haberse llevado algo más.
El cine está cambiando y el verdadero premio se lo ha llevado Avatar en la taquilla y próximamente en las cajas registradoras de Fnac. Siempre es esperanzador que las pequeñas películas ganen a las grandes en esta especie de pelea entre David y Golliat en la que cada vez las primeras tienen menos cabida, y es de agradecer que se recuerde otro tipo de productos como son Corazón Rebelde o Up, pero hay olvidarse de los nominados y los galardonados, que tanto aparecerán en las carátulas de los DVDs y que son un mero artilugio publicitario, lo importante es que se sigue haciendo cine y que también hay un sitio pequeñito para quienes se atreven a hacer nuevas propuestas y no a reeditar las de siempre, con la certeza de hacerse de oro.