12 diciembre 2011

El tiempo de la crisis

Hoy es lunes, otro lunes al sol, como los de León de Aranoa (2002). Por aquel entonces a eso le llamábamos cine social, cine de los desfavorecidos. Una historia que resultaba (a los que no vivíamos al lado de Naval Gijón) desconocida y ahora parece tan familiar. Acabado el fin de semana y, por tanto, mi trabajo (si, de momento soy promotor). Llega otro lunes, estoy sentado en el salón, veo la tele y consulto las redes sociales.


Supongo que es gracias a gente como yo por lo que estos medios de comunicación social están subiendo como la espuma, tanto en difusión como en importancia. Pero ¿quién usa esto? ¿quién lo hace bien?.


Yo me creo lo suficientemente inteligente como para saber que ni soy tan importante como para generar información valiosa ni lo suficientemente idiota como para pensar que a alguien le interesa mi vida.


Continuamente escucho hablar de ofertas de trabajo para "comunity managers" y expertos en "redes 2.0", pero rara vez veo que se apliquen las teorías básicas sobre el uso de las mismas. Supongo que, a la larga, el feedback es un coñazo. También supongo que la mayoría de los usuarios de (por ejemplo) Twitter, son personas que se limitan a echar un ojo a los TT del momento, buscar en google news (en el mejor de los casos) y luego opinar sin criterio, porque eso no es informarse, eso no es saber.


Las redes sociales nos han facilitado el intercambio de conocimiento y nosotros las hemos usado para hablar de Sálvame, de Paquirrín, de Mourinho y (claro está) de Charlie Sheen.


El acceso a la tecnología se ha abaratado hasta extremos inverosímiles hace menos de una década y nosotros lo usamos para poner nuestros videos de borrachera en Youtube y sacarnos fotos de grupo demostrando lo felices que somos el sábado por la noche y subirlo al Facebook o al Tuenti bajo el título "Finde genial :-D!!".


Supongo que escribo todo esto porque llevo ya muchos lunes al sol y tengo la sensación de que estamos perdiendo el tiempo, de que algo bueno habrá que sacar de todo esto. Creo que las redes sociales son fuentes potenciales de saber y por eso también creo que deberíamos ser mucho más escépticos y pensar mucho más antes de entrar en los juegos que se crean dentro de estas inmensas máquinas de generar opiniones.




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