Hace ya unos meses que se empezó a comentar en la prensa y los foros que cabía la posibilidad de que este año hubiera una sorpresa en el reparto de las estatuillas del tío Oscar. Un rumor que hacia presagiar, a medida que se acercaba la fecha de la entrega y a raíz de la arrolladora trayectoria festivalera de la película, que la única sorpresa que nos podía deparar la noche de los premios de la academia de Holliwood era el que "Slumdog Millonaire" no cosechase el éxito que venía recogiendo desde el día de su estreno.
Slumdog es una gran película, tan buena que es capaz de luchar contra su mayor competidora que no es otra que ella misma y su predecible parte final. No obstante es un experimento que no deberían perderse.
Pero que la Película de Danny Boyle es una pequeña joya no es algo que deben descubrir en el blog de un estudiante de publicidad y colaborador de la UPV, y mucho menos después de haberse llevado 8 estatuillas de las 10 a las que optaba (casi pleno, si contamos con que una de sus nominaciones, mejor canción, la perdió contra si misma).
Holliwood nunca ha sido amable con sus directores ni con sus actores y en las nominaciones a los premios con más repercusión mundial siempre se olvidan de alguien, por no decir que es una elección tendenciosa y basada en factores que no necesariamente tienen que ver con la calidad. Un académico reconocía el año pasado en la cadena SER que él daba sus votos en las categorías de sonido, maquillaje, etc. A “la película que más me ha gustado ese año”, ante la incapacidad de saber reconocer el valor de cada uno de los factores.
Cada año tenemos que ver como películas como “Antes que el Diablo sepa que has Muerto” se queden sin ninguna nominación u otros como “Wall-e” solo se lleven el reconocimiento como mejor largo de animación (¡Faltaría más!).
Sin embargo a la industria le gusta compensar, y para callar bocas no hay como premiar a toro pasado. Este año saben bien lo que es eso Sean Penn, Kate Winslet, Heath Ledger y el propio Danny Boyle; pero mejor lo sabe el bueno de Al Pacino, premiado por el remake de “Esencia de Mujer” en la que, a decir verdad, su interpretación es lo único memorable.
Un caso aún más sangrante fue el que se dio con “Ciudad de Dios”, las historias de Buscapé y sus vecinos de la fabela fue rechazada por la academia en 2003, cuando Brasil la propuso como aspirante a mejor película de habla no inglesa, y un año después, cuando los académicos tuvieron que aceptar el hecho de que Fernando Mierelles había cuajado una gran obra y se dignaron a verla, recibió 4 nominaciones a Oscar, incluyendo mejor director y mejor guión adaptado, y no pudiendo nominarla como mejor película extranjera por culpa del ya nombrado rechazo.
“Ciudad de Dios” y “Slumdog millonaire” tienen muchas cosas en común, sin duda la segunda es un retrato más amable, cargado de luz y color y ya de paso una incursión no del todo desinteresada en el mercado emergente de Bolliwood. La primera, es más agria, dura y desprovista de ese Happy End con grúa ascendente que tanto gusta en la meca del cine. Pero las dos cuentan historias de chicos de la calle curtidos en la vida y que siguen hacia delante como hizo Danny Boyle después de la descomunal “Trainspotting” y como, esperemos, haga Mickey Rourkei, porque si esta noche ha habido una gran sorpresa es que este halla caído a la lona después de haberse levantado tan brillantemente como lo hizo.